El sector de la gestión de residuos se enfrenta a dos tendencias estructurales que están sacudiendo profundamente su funcionamiento: el aumento del volumen de residuos(el Banco Mundial prevé un incremento del 70% de aquí a 2050) y el aumento de los costes de gestión(según el Tribunal de Cuentas, en Francia han aumentado un 4,3% anual en los últimos 20 años). Al mismo tiempo, la crisis de abastecimiento de materias primas ha llegado para quedarse. Estamos llegando al límite de nuestros recursos, y no sólo estamos midiendo el coste financiero, sino también el medioambiental.
Según el Perspectivas de los recursos mundiales 2019 la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la extracción y transformación de materias primas. Ante las consecuencias cada vez más visibles del cambio climático y la acumulación de millones de toneladas de residuos que contaminan nuestro entorno, no podemos dejar de ver lanecesidad urgente de tomar medidas para desarrollar la circularidad de los recursos y crear una cadena de suministro sostenible. Esto es esencial si queremos salvaguardar nuestro medio ambiente, nuestra economía y nuestra industria.
Pero aún estamos demasiado lejos. Si tomamos el ejemplo de la resina plástica PET utilizada para fabricar botellas de agua, la versión reciclada es más cara que el PET virgen.
Para que la circularidad de los recursos se haga realidad, las materias primas recicladas y recuperadas deben ser más competitivas que las vírgenes. Para lograrlo, el sector de la gestión de residuos debe aumentar rápidamente su eficiencia.
Ante tal reto, los datos inteligentes -un proceso que permite procesar en tiempo real los datos más relevantes para una empresa- son el candidato perfecto para crear herramientas con un impacto inmediato.
Proporcionar datos que permitan la trazabilidad de los recursos
El principal obstáculo para una gestión y valorización eficaces de los residuos es la falta de indicadores pertinentes, o incluso la inexistencia de indicadores. En el caso de Francia, el Tribunal de Cuentas destacó dos factores que afectan a la utilidad de los indicadores existentes: su multiplicidad, que da lugar a la producción de información difusa, y sus plazos de entrega, a menudo demasiado largos.
La herramienta consistiría en elaborar indicadores, en consulta con los profesionales del sector, y suministrarlos en tiempo real. En otras palabras, la utilización de datos inteligentes para medir en tiempo real el rendimiento de los agentes del sector de la gestión de residuos les permitiría alcanzar los objetivos fijados por las autoridades públicas.
Precisamente por eso se creó Lixo.
Un impacto probado para las empresas de recogida de residuos y los centros de clasificación
Hemos desarrollado una tecnología de reconocimiento visual para identificar todo tipo de residuos. Estos datos se ponen a disposición directa y continua de las empresas de gestión y valorización de residuos. Esto les informa de la composición exacta de los flujos de residuos que procesan, ofreciéndoles una visión exhaustiva y precisa de varios parámetros que antes eran desconocidos o estimados:
- Tipo de residuos recogidos
- El índice de pureza de los flujos clasificados
- La calidad de los flujos a reciclar
- El potencial de reciclabilidad de los lotes de materiales
Adquirir estos datos en el momento oportuno ayuda a mejorar la clasificación en origen, optimizar los costes de gestión de residuos y garantizar una mejor canalización de los residuos hacia las instalaciones de tratamiento .
Mayor eficacia, pero sobre todo mayor responsabilidad
Recoger y procesar más residuos valorizables no sólo permite producir más materiales reciclados, sino que también evita que se incineren.
Se trata de una cuestión clave en nuestra carrera por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero .
Según el último informe de laasociación Gaia, How Reducing Waste is a Climate Gamechanger, cada tonelada de plástico quemado libera 1,43 toneladas de CO2, teniendo en cuenta la recuperación energética resultante.
Aún más impresionante, según el mismo informe, la aplicación de mejores políticas de gestión de residuos a escala mundial podría reducir las emisiones totales del sector en un 84%. Esto evitaría la emisión de más de 1.400 millones de toneladas de CO2, equivalentes a las emisiones anuales de 300 millones de coches.
Pero toda actividad tiene un coste medioambiental, y el sector digital no está exento: representa entre el 3 y el 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Una proporción relativamente modesta, pero que crece rápidamente.
S egún el informe preliminar de la misión de información del Senado sobre la huella medioambiental de la tecnología digital, , si no se hace nada en Francia, las emisiones relacionadas con el sector digital aumentarán un 60% de aquí a 2040 y representarán el 6,7% de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero. Un aumento exponencial que debemos controlar . Sobre todo cuando se trata de circularidad.
El desarrollo de la economía circular está estrechamente vinculado al uso generalizado de datos para garantizar la trazabilidad de bienes y objetos. Por tanto, la huella de carbono digital de la economía circular debe medirse, dirigirse y controlarse para garantizar la aplicación de la lógica virtuosa de la circularidad en todas sus dimensiones.